Un día como cualquiera, ningún problema o siquiera algo diferente, hasta las 18.30… es la última hora que recuerdo antes de perder la noción horaria, “El Brian ha fallecido“, son las cuatro palabras que retumban en mi cabeza desde el 12 de enero de este año, 29 años, mucha música y ninguna oportunidad para volver a hablar.
Te ves tan calmado, tan pacífico en tu ataúd, peinado hacia atrás y con traje, las dos cosas que no te gustaban, pero al menos estabas con tu chalina de San José y tu sombrero, no habían rastros de tu guitarra y es que nuestra mamá no quería tener que perder todo recuerdo, junto con su hijo, no sé cuanto duró todo, sólo se que fue una noche larga, mis amigos se hicieron presentes y también al día siguiente, cuando más parientes llegaron y especialmente presencias y comentarios que me sacaron de quicio.
¿Por qué no se detuvo todo? Si alguien muere, la tierra debe quedarse quieta… pensé que en cualquier momento abrirías tus ojos y hasta juré verte en la calle, pero luego te cargaron hasta el carro funerario y todo fue más real, te metieron a una fosa oscura y profunda y ni siquiera tenías tus lentes para poder ver, pero desde donde estás, tienes vista hasta nuestra casa… hasta el hogar de tantos recuerdos, el patio donde jugábamos fútbol, aunque es una pena que no puedas ver el que era tu cuarto donde jugamos aún más…
Hoy se cumple una semana desde que no podré ver tus ojos nunca más, ni escucharte entrar, ni oír tus comentarios extraños… y me pongo a recordar porqué me perdí los dos últimos años de tu existencia, por miedo, quizás irónicamente la única persona que pueda entender lo que me hiciste seas solamente tú, nunca te odié, nunca te guardé rencor y te perdoné hace ya mucho tiempo… aunque nunca te lo haya podido decir en vida.
Todo está cambiando, vaya manera de empezar el año, todos tratamos de ser fuertes y en estos días todos nos han aconsejado lo mismo, una petición muy cruel para mí, porque ser fuerte… ¿para qué? Porque no puedo desmoronarme y llorar todo lo que quiero, porque no puedo gritar y saber si realmente así uno se puede desquitar… ¿desquitarse con quién? Con la vida, con el destino y con la idea absurda de que siempre habrá más tiempo.
Nunca quisiste llegar a los 30 y Dios te escuchó, ahora te encuentras en un viaje hacia un destino del que no volverás, del que nadie te verá, pero al menos estarás tranquilo, sin pastillas, sin pensar, sin temor… eres mi hermano y siempre te quise, sin importar nada, pero ¿tendré yo la culpa? Tu te fuiste y el dolor queda para los que quedan, la culpa queda para nosotros y para mí una marca, una marca que nadie podrá borrar…
Vive allá arriba como nunca haz vivido, sigue tocando todo el día, cuanto quieras y por siempre, por favor no te olvides de nuestros padres y ayúdalos a tener la fuerza para continuar, siempre te extrañaré, siempre nos harás falta y jamás estaremos lejos… Te quiero y lo sabes y soñaré por siempre contigo.
Te ves tan calmado, tan pacífico en tu ataúd, peinado hacia atrás y con traje, las dos cosas que no te gustaban, pero al menos estabas con tu chalina de San José y tu sombrero, no habían rastros de tu guitarra y es que nuestra mamá no quería tener que perder todo recuerdo, junto con su hijo, no sé cuanto duró todo, sólo se que fue una noche larga, mis amigos se hicieron presentes y también al día siguiente, cuando más parientes llegaron y especialmente presencias y comentarios que me sacaron de quicio.
¿Por qué no se detuvo todo? Si alguien muere, la tierra debe quedarse quieta… pensé que en cualquier momento abrirías tus ojos y hasta juré verte en la calle, pero luego te cargaron hasta el carro funerario y todo fue más real, te metieron a una fosa oscura y profunda y ni siquiera tenías tus lentes para poder ver, pero desde donde estás, tienes vista hasta nuestra casa… hasta el hogar de tantos recuerdos, el patio donde jugábamos fútbol, aunque es una pena que no puedas ver el que era tu cuarto donde jugamos aún más…
Hoy se cumple una semana desde que no podré ver tus ojos nunca más, ni escucharte entrar, ni oír tus comentarios extraños… y me pongo a recordar porqué me perdí los dos últimos años de tu existencia, por miedo, quizás irónicamente la única persona que pueda entender lo que me hiciste seas solamente tú, nunca te odié, nunca te guardé rencor y te perdoné hace ya mucho tiempo… aunque nunca te lo haya podido decir en vida.
Todo está cambiando, vaya manera de empezar el año, todos tratamos de ser fuertes y en estos días todos nos han aconsejado lo mismo, una petición muy cruel para mí, porque ser fuerte… ¿para qué? Porque no puedo desmoronarme y llorar todo lo que quiero, porque no puedo gritar y saber si realmente así uno se puede desquitar… ¿desquitarse con quién? Con la vida, con el destino y con la idea absurda de que siempre habrá más tiempo.
Nunca quisiste llegar a los 30 y Dios te escuchó, ahora te encuentras en un viaje hacia un destino del que no volverás, del que nadie te verá, pero al menos estarás tranquilo, sin pastillas, sin pensar, sin temor… eres mi hermano y siempre te quise, sin importar nada, pero ¿tendré yo la culpa? Tu te fuiste y el dolor queda para los que quedan, la culpa queda para nosotros y para mí una marca, una marca que nadie podrá borrar…
Vive allá arriba como nunca haz vivido, sigue tocando todo el día, cuanto quieras y por siempre, por favor no te olvides de nuestros padres y ayúdalos a tener la fuerza para continuar, siempre te extrañaré, siempre nos harás falta y jamás estaremos lejos… Te quiero y lo sabes y soñaré por siempre contigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario